Allosaurus

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Descripción

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Significa reptil extraño. Medía de 11 a 12 metros de longitud. Vivió hace 140 millones de años, al finales del período Jurásico, en Norteamérica, África, Australia y posiblemente China. Fue uno de los dinosaurios más feroces que asolaron las llanuras millones de años. Era un terópodo, no tan grande como el mayor carnívoro, el Tyrannosaurus rex, pero sí igualmente temible. Era más grande que un elefante y más pesado que un rinoceronte. Estaba provisto de unas mandíbulas enormes, poblados de afilados dientes como sierras. Además tenía garras curvas y una musculosa cola para flagelar a cualquier animal lo bastante osado como para atacarle. Tenía un cabeza muy grande, en proporción al cuerpo: medía 90 centímetros desde la punta del hocico hasta la base del cuello. Sus fauces eran lo suficientes grandes como para arrancar la cabeza de un pequeño dinosaurio, de un solo y terrorífico bocado. Su cráneo poseía agujeros en los huesos, lo que lo hacía más ligero que si hubiera sido macizo y, por lo tanto, más fácil de mover. Tenía grandes cuencas oculares y, posiblemente, estaban dotados de una vista muy aguda. Su gran dentadura estaba formada por varias hileras, en total unos 70 dientes, con el filo quebrado en forma de sierra, afilados como cuchillos de trinchar carne y curvados hacia el interior. Usaba los dientes para desgarrar la carne de sus presas, lo que los hacía ideales para morder la carne de sus presas e impedirles escapar. Si perdía algún diente, volvía a crecerle. Mientras trituraba a su víctima con sus poderosas mandíbulas, desgarraba la carne con los dientes. Los científicos creen que comía a otros dinosaurios, su pesada cabeza estaba sostenida por un cuello corto, dotado de potentes músculos. Estos músculos eran lo suficientemente fuertes como para mantener firme la cabeza, cuando corría tras una presa, con las fauces abiertas.

Tenía un cuerpo grande, por lo que necesitaba comer en abundancia para saciar su apetito. Cazaba grandes herbívoros, pero también atrapaba a otros carnívoros más pequeños que vivían con él. Al igual que otros depredadores, era posiblemente un carroñero, como las actuales hienas, que arrancaba pedazos de carne de los cadáveres de las presas cazadas por otros animales. Algunos de los saurópodos más corpulentos eran demasiado grandes para que los atacara con éxito, por lo que quizá formara manadas con este propósito. Varios miembros de la manada atacaban a la vez, clavando sus dientes y garras en los indefensos herbívoros, con lo que el resto de la manada podía despedazarlos. Poseía brazos cortos, con extremidades dotadas de poderosas y afiladas garras curvas. Las usaba para atrapar y sujetar a la presa, mientras arrancaba pedazos de carne con los dientes. Caminaba o corría erguido sobre sus robustas patas traseras, como una enorme ave, probablemente manteniendo erguida su larga y musculosa cola para mantener el equilibrio del cuerpo. Cada paso era tan largo que los expertos han determinado como la longitud de un coche o 4 metros. Cuando corría tras una presa, alcanzaba una velocidad máxima de unos 8 ó 10 kilómetros por hora, velocidad que un corredor de fondo apenas podría mantener. Cada una de sus patas posteriores acababa en un pie con cuatro dedos armado de poderosas garras, como las de las aves. Tenía tres apuntando hacia delante y una hacia atrás, todas lo bastante fuertes como para rasgar la dura piel o para hender el blando vientre de otro dinosaurio. Con su poderosa cola, podía dar furiosos golpes a cualquier otro osado depredador que se acercase para atacar a sus crías. Un ligero roce de esta cola, con más de 50 huesos, era suficiente para derribar al atacante, como si hubiera recibido el golpe de una maza.

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